En unas jornadas de formación en las cuales ponemos en práctica la formación teórica, una compañera de profesión me comenta que tiene una dificultad; desde hace 6 años no es capaz de conducir, empieza a relatarme como después de un accidente en el cual perdió el control del coche se sintió incapaz de volver a conducir.
Otro compañero comenta que tiene un miedo atroz al fuego que no puede poner en su casa la chimenea, ni puede utilizar la cocina de gas, sólo la vitrocerámica, porque tiene miedo a que las llamas incendien en un descuido su hogar, desde que una vez en su casa materna, tuvieron que salir por una ventana por culpa de un pequeño incendio en la cocina.
Empezamos a trabajar en estas dificultades con terapia EMDR, y ambos comentaban lo mismo, que se sentían liberados, que ese suceso que le hacía sentirse inseguros, porque no creían ser capaces de controlar esas situaciones; tras trabajarlo con la terapia EMDR empiezan a comentar que ya no le creaba esa sensación mal estar, de hecho ella nos dice que le va a pedir su coche a su hermano que se lo había dejado prestado tras el accidente y que nunca más se lo había vuelto a pedir porque sentía que ella no podía manejarlo, pero que tenía ganas de intentarlo, que tenía ganas de volver a conducir, y él se anima y comenta: “cuando vuelva a casa, voy a ponerme a cocinar un plato en el horno de gas, ya es hora de utilizar la otra cocina”.
¿Cómo es esto posible? A veces con más sesiones, otras con menos siempre terminan con algún sentimiento de liberación, de ser capaz, de asumir y seguir. En ocasiones, en la vida tenemos ciertos reveses, pero una vez pasado, no nos perturba más, sin embargo, en otros sucesos más traumáticos; o bien, en ocasiones con hechos más insignificantes, empezamos a evitar lugares, o acontecimientos que puedan resultar parecidas a ese revés o que nos provoquen emociones parecidas. Esto puede pasar, ya que aunque nuestro cerebro está perfectamente preparado para reaccionar ante las adversidades, a veces, bien porque lo que nos ha pasado ha sido muy fuerte, nos ha cogido desprevenidos, o en baja forma, no consigue reaccionar bien.
El EMDR para el tratamiento del trauma es una terapia que está avalada por la comunidad científica, por la OMS y otros organismos. Lo novedoso de esta terapia es que pone en marcha el mecanismo que tenemos en nuestro cerebro para integrar la información. Por tanto aquella que no fue bien guardada en su momento, mediante la estimulación de este mecanismo, permite que ese hecho que se ha enredado se integre en nuestros recuerdos de una manera saludable.
Corina Rodas Psicóloga de ICONICA