Cualquier ser humano, por el mero hecho de serlo, tiene una serie de derechos que en ocasiones se nos olvidan. ¿Qué derechos son estos?
Derecho a experimentar y expresar tus propios sentimientos, y a no permitir que nada ni nadie te haga callar o sentir que aquello que piensas o sientes no es válido o adecuado.
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