Cuando hablamos de Hábitos Saludables, parece que todos tenemos claro qué tipo de aspectos debemos promover y cuales evitar: practicar deporte, comer sano (potenciar el consumo de fruta, vegetales o grasas buenas y limitar el consumo de grasas saturadas o alimentos procesados), descansar las horas adecuadas o limitar el consumo de alcohol, entre otros. Sin embargo, casi nunca nos acordamos o dejamos en último lugar a nuestra Salud Mental. Y esto resulta irónico, si tenemos en cuenta que tanto los problemas de ansiedad como la depresión, son en nuestro siglo una de las mayores causas de incapacidad en la población.
Además, cuando nos encontramos mal físicamente acudimos al médico, o si nos lesionamos o notamos contracturas, solemos acudir al fisio. Pero muchas veces, la parte emocional o psicológica se nos olvida. Y lo que es peor, en lugar de centrarnos en potenciar y cuidar nuestra parte sana cuando existe, nos centramos en ella cuando enferma o cuando está más débil, por lo que los recursos empleados serán mayores.
¿Qué podemos hacer entonces?
Si bien es cierto que no podemos separar la parte mental y la parte física, ya que el bienestar de una persona viene dada por un todo que incluye ambos y otros aspectos, en este breve artículo nos centraremos en comentar unos puntos básicos que inciden directamente en nuestro bienestar psicológico, que fomentan nuestro autocuidado y que pueden ayudarnos a sentirnos mejor:
- Dar salida a nuestras emociones y fomentar la ventilación emocional cuando lo necesitemos: así como ventilamos una casa y una habitación abriendo las ventanas (ayudando a que salga al aire viciado), debemos acostumbrarnos a no guardarnos nuestro malestar y a expresar nuestras emociones cuando lo necesitemos. Esto no significa que aireemos nuestros problemas o los vayamos contando a todo el mundo, sino que evitemos bloquear o anular nuestras emociones y les demos salida: llorar si lo necesitamos, hablar sobre lo que nos preocupa, escribir nuestras preocupaciones o hablar con un amigo, son algunas de las cosas que nos pueden ayudar a liberar nuestra carga emocional.
- Planificar actividades agradables que nos gusten, nos hagan sentir bien. Evidentemente, el horario y ritmo de vida que llevamos en la actualidad, no siempre nos permite pararnos a disfrutar como nos gustaría. Sin embargo, debemos aprender a gestionar/planificar el tiempo: EL DÍA TIENE 24 HORAS, HAY TIEMPO PARA TODO SI NOS PLANIFICAMOS BIEN. Dejar siempre un tiempo de margen para dedicarnos a nosotros mismos y hacer algo que nos ayude a reconectar con nosotros mismos y eliminar el estrés del día a día: leer un buen libro, practicar algún deporte, darnos un baño relajante, ver una serie…
- Autoaceptación: aprender a hacernos responsables de lo que ocurre en nuestra vida y depende de nosotros. Si ese algo no está bien, no funciona o nos hace daño, podemos cambiarlo. Y si no lo hacemos, al menos ser conscientes de que hemos decidido no cambiarlo. Y aunque es más complicado, si algo no depende de mí, aprender a tolerarlo y aceptar lo que sucede, evitando meternos en luchas o peleas que supondrían un desgaste emocional, como lo es el pelear contra aquello que no depende de nosotros.
- Cultivar redes sociales: fomentar y cultivar una red de apoyo social.
- Aprender a marcar límites: este es quizá el punto más importante y al que podríamos dedicar un artículo completo. Al igual que existen unos claros límites físicos con los demás y solemos detectar con facilidad si alguien los traspasa, debemos aprender a marcar límites a nivel emocional. Aprender a respetarnos, a decir que NO cuando así lo sintamos y sin sentirnos mal por ello ni dar explicaciones. Decir que no a algo, solo indica que realmente nos hemos escuchado a nosotros mismos y no debemos sentirnos mal por ello.
Y tú, ¿qué otros puntos consideras que promueven nuestro autocuidado?