En un post anterior hablamos de las grasas explicando el motivo por el cual son necesarias en nuestro organismo, pero también puntualizamos que no todas las grasas tienen el mismo impacto en nuestra salud. No es lo mismo consumir aceite de oliva que un precocinado lleno de grasas trans.
Hoy os vamos a hablar de las grasas saturadas, lípidos que están presentes, fundamentalmente, en productos de origen animal (carne, huevos, lácteos) pero también podemos encontrarnos con ellos en aceites vegetales como el de palma o el de coco.
Si os pregunto si este tipo de grasas son malas, probablemente reciba como respuesta un SI de forma unánime, pero la realidad es que depende. Existen muchos tipos de ácidos grasos saturados y no todos ellos tienen el mismo impacto en nuestra salud. Se ha comprobado que en esto influye directamente la longitud de la cadena de ácidos grasos. Para explicarlo de una forma sencilla, digamos que podemos pensar en las grasas saturadas como si fuesen un collar de cuentas, a mayor longitud, mayor es el efecto negativo sobre nuestra salud cardiovascular, y viceversa, los ácidos grasos saturados de cadenas más cortas tienen un impacto mucho menor en nuestros niveles de colesterol sanguíneo.
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