La ancianidad es el resultado del proceso natural de envejecimiento, cuando llegamos a la tercera edad se producen una serie de cambios en nuestro cuerpo, entre ellos: la pérdida de masa muscular, reducción de la movilidad corporal, disminución de la densidad ósea, cambios en el tracto digestivo, dentadura y producción de saliva…
Así pues, debemos adaptar nuestra alimentación a esta nueva etapa para lograr cubrir todas las necesidades y mantener un correcto estado de salud. Entre las variaciones más destacables que se dan en el organismo conforme pasan los años están:- Disminución del metabolismo, se gasta menos energía por lo que se debe adaptar el aporte calórico para evitar un aumento considerable de grasa corporal que dañe la salud.
- Reducción de los sentidos del gusto y olfato, esto hace que muchas veces las ganas de comer se vean mermadas y por lo tanto se presente malnutrición y déficits de macro y micronutrientes.
- Disminución de la actividad deportiva, lo cual favorece una mayor pérdida de masa muscular y ganancia de grasa que conlleva una peor salud ósea y cardiovascular.
- Perdida de la sensación de sed que causa en la mayoría de los ancianos deshidratación.
¿Qué debe incluir la dieta al llegar a la tercera edad?
A estas edades debemos seguir una dieta equilibrada, adaptada a sus necesidades específicas, preferiblemente consumiendo comidas ligeras y nutritivas para que así evitar digestiones demasiado pesadas.- Las grasas: Deben encontrarse en torno al 25% de aporte nutricional. No se debe abusar de los alimentos demasiado grasos, y además tenemos que optar siempre por grasas saludables para nuestro corazón como es el caso de la mono y poliinsaturada que podemos encontrar en alimentos como los frutos secos y el aceite de oliva.
- Proteínas: La falta de proteínas en la dieta del anciano favorece una mayor pérdida de masa muscular, por lo que el aporte proteico debe ser el 20% del aporte total de la dieta, optando siempre por proteínas de elevado valor biológico como el huevo, carnes y pescados magros y lácteos.
- Carbohidratos: Se recomienda un aporte del 55% de carbohidratos en la dieta, para evitar la fatiga y tener un buen aporte de fibra, vitaminas y minerales. Los podemos encontrar en cereales, pastas y arroces (preferiblemente integrales), frutas y legumbres principalmente.
- Vitaminas: Dentro del grupo de las vitaminas debemos prestar especial atención a la vitamina D, esencial para la salud ósea, se encuentra en alimentos como los huevos, lácteos y algunos pescados como azules como el salmón o las sardinas.
- Vitamina A: frutas y verduras de coloración roja o anaranjada, lácteos y huevos.
- Vitamina B: carnes y pescados magros, cereales integrales y hortalizas.
- Vitamina C: frutas y verduras como las fresas, naranjas, limones, mandarinas, espinacas…
¿Cómo saber si un anciano presenta malnutrición?
La mala nutrición se debe al seguimiento de una dieta inadecuada a nuestras necesidades durante un periodo prolongado de tiempo, que como consecuencia causa una serie de síntomas, entre los que podemos encontrar:- Pérdida de peso y masa muscular.
- Falta de apetito.
- Problemas en la piel ( piel seca o escamosa)
- Pérdida de cabello
- Fragilidad en las uñas.
- Alteraciones mentales.
Consejos para una nutrición correcta en la tercera edad
- Realizar comidas ligeras y fáciles de masticar y digerir.
- Consumir alimentos variados y agradables al paladar para evitar así la desnutrición y la falta de apetito.
- Realizar 5 comidas menos copiosas en lugar de 3 abundantes, así facilitamos al cuerpo la digestión y absorción de los nutrientes.
- Beber suficiente cantidad de líquidos (agua, infusiones o zumos naturales), aun cuando no se presente la sensación de sed.
- No abusar de las bebidas azucaradas y con gas.
- Aumentar el consumo de fibra a través de los alimentos integrales.
- Reducir el consumo de sal, sustituyéndola por especias que aporten palatabilidad al plato.
- Disminuir los alimentos con un excesivo aporte de grasas y calorías para evitar el aumento innecesario de peso.
- Consumir alimentos que tengan un buen aporte de calcio, como es el caso de los lácteos, en caso de presentar intolerancia a la lactosa decantarse siempre por los productos sin lactosa para evitar molestias gástricas.